Categories
Crónica

A cuartos con susto

Se jugaba mucho Xavi en Salamanca. Y, como síntoma de que admitía el mal momento de su equipo, no tuvo más remedio que poner al equipo de gala. En estos momentos, alinear un once de gala en el Barça, sin los lesionados Ter Stegen, Cancelo, Araujo, Íñigo, Gavi y Raphinha y dando su necesario descanso a los abuelos de Dortmund 2013 y a los jugadores de cristal como Pedri, consiste ni más ni menos que en poner a todos los jugadores disponibles con ficha del primer equipo y rellenar con chavales. En ese relleno, apareció Guiu por delante de Kodroque a quien se le empieza a poner cara de Keirrison. El brasileño desprende aroma a apuesta de la directiva sin que el entrenador haya dado su visto bueno.

 

Y con esos mimbres saltó el Barça al campo donde esperaba un ilusionado Unionistas que no tardó ni cinco minutos en meter el miedo en el cuerpo a la, como siempre, mal colocada defensa azulgrana. Suerte del remate del delantero salmantino que habría firmado el mismísimo Dugarry. Sirvió el susto para que el Barça se tomara el partido más en serio y comenzó a imponer su dominio territorial. La habitual falta de creatividad en ataque se suplía con las continuas internadas de Balde y los infaltables centros a la olla. En uno de ellos, Guiu remató al muñeco poco antes de que el ilusionómetro estallase en tierras charras: buena jugada por la izquierda y centro al segundo palo donde Álvaro, ante la dejadez de funciones defensivas de Balde, voleaba espectacularmente a la escuadra.

 

Minutos de incredulidad y nerviosismo en clave blaugrana que hicieron agrandarse a los locales. Bordearon el 2 a 0, salvado por Iñaki Peña y el subidón de autoestima llevó a todo el equipo albinegro locamente al ataque en un córner casi al final del primer tiempo. El contragolpe subsiguiente lo aprovechó Juan Infeliz para filtrar un pase para que O Tiburao do Foios marcase el empate antes de emborronar su gol llevándose la mano a la oreja. La decadencia del equipo también era esto: de ver a Messi enseñar su camiseta al Bernabéu a ver a Yerrán saludando desafiante al campo municipal Reina Sofia, con capacidad para los habitantes de un par de manzanas del Eixample barcelonés.

 

A destacar en esa jugada clave del partido el pase del Infeliz: fue el único balón con criterio que tocó en todo el partido el mangante portugués. Después de ser señalado públicamente por Xavi y cuando vuelve al once se arrastra como ya es costumbre en él. Sin amor propio ni dignidad, llamarle ex-jugador sería un elogio: nunca fue realmente un jugador de fútbol. Su próximo partido debería ser en la liga qatarí. De segunda división. De balonmano. Juvenil.

 

El gol azulgrana casi en el descuento de la primera parte, fue una puñalada al anhelo local. Tras tanto apretar y vaciarse, dieron un último do de pecho en el arranque de la segunda que, además vio el debut del joven Cubarsí, ante las molestías de Christensen. No queda ni una plaza más en la enfermería, al menos en la sección de centrales. Y no lo debía ver muy claro Xavi, que decidió recurrir a lo mejor que le quedaba en el banquillo: Pedri, Gundogan y Dugarrowski.

 

Con un Unionistas desfondado y dejando cada vez más espacios, la sensación de que el gol visitante llegaría antes o después crecía conforme avanzaban los minutos. Lo que nadie sospechaba era quien o quienes serían los goleadores. Primero, Koundé, con un tremendo chut desde fuera del área, sorprendiendo incluso a sus compañeros. Y poco después, Baldé en gran jugada individual culminada con mejor zurdazo a la escuadra. Por supuesto, no podía faltar la oportunidad de que el rival, por pequeño que sea, se metiera en el partido. Ya se hizo con el Barbastro y no se podía negar el mismo favor a los salmantinos. Suerte que Iñaki Peña, tal vez sintiéndose cómodo en la que probablemente es su categoría natural, salvó el gol por dos veces para sellar un pase a cuartos, cómodo en el resultado pero no tanto en las sensaciones.