Algunos irredentos seguidores culés confían plenamente en no apagar la vela de la confianza. Con el Clásico a dos jornadas vista, la escasa probabilidad de campeonar solo era plausible logrando una imprescindible victoria ante la UD Las Palmas en la (por fin) noche lluviosa barcelonesa.
Y empezó dominador el Barça, con bastante protagonismo para Lewandowsky, empeñado en llamar a la puerta del gol pero que veía como el VAR le anulaba, justamente, dos goles por clara posición adelantada. Nada clara fue, por el contrario, la intervención de los asistentes de la sala VOR en el siguiente gol anulado: tras una combinación entre Fermín y Robert, la pelota fue al espacio para el polaco y tras una serie de rechaces el balón quedó muerto para Nadinhabsolutinha que marcaba a puerta vacía. Entre las hipótesis más plausibles se barajó un fuera de juego de Kubala en 1954. De ser así, nada hubo que objetar.
El extremo de la canarinha –qué barato está jugar con la verdeamarelha–nunca había sentido esa sensación de marcar en su primera ocasión y se ofuscó más de la cuenta. Si ya se sabe lo que uno puede esperar del brasileño en un día normal, había que echarse a temblar en esta tesitura. Cierto es que forzó la expulsión del guardameta canario cuando se enfilaba hacia la portería pero decir que esa jugada era de roja por cortar una ocasión manifiesta de gol, cuando quien encaraba era Nadinhabsolutinha, sería faltar a la verdad. Pero la entrada criminal de Alvaro Vallés igualmente lo merecía.
Contra diez jugadores, la superioridad azulgrana debió ser más manifiesta que en la primera media hora pero, acaso por verse en superioridad y dar por hecho que el gol caería antes o después, el equipo cayó en la autocomplacencia, amasando la pelota y generó menos ocasiones de gol. Pocas, pero ahí estaba Nadinha para fallarlas todas.
Cuando en la segunda parte el partido parecía continuar por los mismos derroteros, pese al cansancio acumulado del rival, el Klopp de Hacendado –hoy sustituto de Xavi– dio entrada al agente del caos, de nombre Juan Infeliz. El portugués –que caradura es– tuvo uno de esos inspirados partidos que de vez en cuando le da por tener. Uno de cada diez, aproximadamente.
A falta de gol se dedicó a repartir juego y asistencias. En una de ellas, su magnífico pase bombeado ya llevaba olor a medio gol. Tan buena se intuía la asistencia que uno podía pensar que hasta Dugarry habría marcado. Spoiler: No lo habría hecho. Por suerte, en vez de la del francés, el balón se encontró la cabeza de Nadinhabsolutinha quien, esta vez sí, la puso en la escuadra. Son ya 6 los goles del brasileño esta temporada. Para dimensionar mejor el número, solo hay que multiplicar por cinco los que ha fallado.
Restaba media hora de juego y trató de estirarse Las Palmas, un buen equipo que nunca le perdió completamente la cara al partido. Tal vez había confiado demasiado en la ley del ex pero Sandro y Munir dejaron claro que nunca habrían tenido un sitio de verdad en la plantilla azulgrana. Eso sí, cabe aclarar que Sandro marcó 7 goles como azulgrana y Munir, 12. Son, respectivamente, 7 y 12 goles más que los que marcó Dugarry. Eterno Christophe.
Y, pensando más en la Champions y en el Bernabéu, los azulgrana se dieron el lujo de “borrar” jugadores para el partido contra el Cádiz. No sentenciaron y dejaron acercarse cada vez más a los canarios, al punto de que los visitantes lamieron el empate cuando Moleiro, en jugada individual, disparó al lateral en el descuento. Sí, de una factible goleada se había pasado a sufrir en los últimos minutos contra un equipo con 10. Nada de lo que sorprenderse en esta incalificable temporada.