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Crónica

Sin despeinarse

Se enfrentaban los jóvenes chicos de Flick contra los jóvenes chicos suizos con la única opción de ganar o ganar para que el proyecto no se tambalease. Porque un simple empate habría sido considerado una debacle europea de no haber derrotado a un equipo que ya tiene demasiado premio con participar. Y cuya única propuesta fue armar un autobús en torno a su área a la espera de que los locales tuvieran un día espeso en ataque.

Pero la Flickswageneta salió con su mejor once –dentro de lo posible– y no hubo tiempo para la duda. A la primera -8 minutos de partido– combinación rápida en ataque Yerrán-Lamine-Raphinha-Lewa, al primer toque y llegó el primero. Es bueno saber que el polaco aún sabe marcar goles en Europa. Falta confirmar si también sabe hacerlo ante rivales de primer nivel. En la próxima jornada, ante sus ex del Bayern podremos salir de dudas.

El 1-0 no cambio el planteamiento de ninguno de los dos equipos. La inocencia del rival sumió al Barça en un letargo que por momentos evocó al xavismo hasta que un disparo cruzado de Colley avisó a los locales de que el marcador era corto. Porque todos en el estadio sabían que si ese disparo iba entre los tres palos, el empate habría subido al marcador.

Raphinha se puso el mono de trabajo –si es que alguna vez se lo quita– y tras un gilicorner y que la defensa suiza dejase a Pedri maniobrar dentro del área, el brasileño cogió el rechace y firmo el segundo. Poco después, nuevos argumentos ofensivos que añadir al catálogo de Flick: el balón parado. Pedri templa una falta al área e Iñigo Martinez marca los tiempos para rematar de cabeza ante la débil oposición de la defensa.

Al comienzo de la segunda parte, de nuevo el vasco se adelantó para prolongar un nuevo saque de esquina. Esta vez su remate no fue directo a portería sino a la bota de Robert –el gol llama a su puerta– que remachaba el cuarto y firmaba su tercer doble de la temporada.

Quedaban aún cuarenta minutos por delante pero el partido ya había terminado. Los Jóvenes Chicos suizos sacaron la bandera blanca y el Barça no quiso hacer más sangre. Goteo de cambios en ambos equipos durante todo ese tiempo donde lo más reseñable fue la vuelta (testimonial) de DecepJong a los terrenos de juego. Algunos minutos más para Ansu Fati quien debería plantearse que si Yerrán Torres está por delante de él tal vez sea porque no está ya para el futbol de elite.

La manita final la firmaron los propios suizos. Un centro sin demasiado peligro de Balde fue rematado por Camara en su propia puerta para cerrar una goleada con puerta a cero incluida.  Con descanso para algunos jugadores importantes. Y sin lesiones. Para una noche plácida y redonda en Montjuic.