Volvía la Xempions frente al semidesconocido Brest. Con jugadores aún más desconocidos que los periodistas que no votaron a Ficticius. Que pululaba por la parte alta de esta superchurriliga europea, convirtiéndose en uno de los equipos revelación. Pero que en ningún momento demostró esa condición frente a un Barça en el que Flick no condenó a galeras ni a Modelitos Koundé ni a Gerardouglas Martin, ambos señaladísimos en la derrota en Balaídos. No le hizo falta.
Porque la primera parte fue un monologo blaugrana. Sin un juego excelso. Sin ese despliegue que mostró el equipo hasta hace poco más de un mes. Pero con seriedad, actitud y, además, contando con la ayuda del portero rival que arrolló dembelerdamente a Viejowski dentro del área. Un regalo que aprovechó Robert –el gol llama a su puerta– para cumplir su centenario goleador en la Xempions. Sigue dando miedo verle tirar las penas máximas pero siguen entrando.
El gol dio aún más tranquilidad al equipo que dominó con suficiencia. Fue acumulando ocasiones –no demasiado claras– desperdiciadas mayoritariamente por un acelerado y desacertado Fermín. La falta de continuidad le ha dejado sin ese “mojo” que lució especialmente en los Juegos Olímpicos. Lo intentó todo el chaval pero no le salió nada. Y con esa exigua ventaja se llegó al descanso con la sensación de no haber sentenciado un partido que estaba resultando más sencillo de lo esperado.
Y la segunda parte avanzaba por los mismos derroteros. Con ese aroma, más bien tufillo, de que si no se marcaba el segundo, más pronto que tarde, los franceses empezarían a asomarse en ataque. Pedri iniestaba cosa fina, mostrando inspiración en cada ataque, pero sus compañeros desaprovechaban su talento una y otra vez. Hasta que, finalmente, apareció Dani Olmo. No estaba completando un partido especialmente brillante el de Tarrasa, pero sacó su mejor versión en la jugada que llevaba la tranquilidad al marcador: buena internada de Gerardouglas y pase atrás para que Dani recortase a Chardonnet y batiese a Bizot.
Un gol anulado al Brest por clamoroso fuera de juego sirvió para recordar dos cosas. La primera, que el equipo no puede ni debe bajar la intensidad ni un solo minuto para no repetir lo de Balaídos. Y la segunda… (Francia -chiste argento) que Iñaki da Pena –mucha– cubriendo palos. El problema para el Barça es que no se recuerda un campeón de Europa con un portero con ese nivel de mediocridad… ¿quizá Flick piensa en que puede cambiar la historia?
Los últimos minutos dejaron ver que Pablo Torre muestra una dignísima actitud como suplente. Jugando minutos de relleno, reivindicó merecer algunos más e incluso tuvo en sus botas el tercero. Todo lo contrario que FrauDeJong quien oyó merecidamente el sonido del viento de Montjuic. No debería jugar más que estos minutos intrascendentes.
El centenario Robert cerró el partido y la goleada. Fue tras asistencia de Balde para que el viejo polaco colocase con el interior la pelota al palo largo. Son ya 4 victorias consecutivas en Europa por 3 o más goles, esta última sin necesidad de exprimirse ni de apretar el acelerador, para asentar a los de Flick en la parte más alta de la tabla.