Saltaba el Barça a Montjuic a 10 puntos del líder. Es decir, ya sin ningún margen de error en una liga tirada por la borda con esos últimos 6 puntos de 24 posibles. El Valencia parecía un rival más que asequible –ni una victoria a domicilio en liga– pero tras los tremendos patinazos en casa ante Leganés y Las Palmas, y el pequeño repunte valencianista, con cuatro partidos oficiales sin perder, nadie se atrevía a afirmar que iba a ser un partido plácido.
Pero lo fue. Sin Pedri ni Olmo por cuestiones físicas y sin Viejowski ni Araujo por decisión técnica, aposto Flick por jugar con un falso 9. Definición que se ajusta bien al perfil de Fallón Torres. Alguno incluso diría que es un “falso jugador”. El caso es que sin un delantero centro de verdad, pero con muchos jugadores de ataque o con llegada, el Barça avasalló desde el principio al Valencia.
Y cuando se dice desde el principio, quiere decir, desde el principio. En el primer ataque, Lamine dibujo una de sus asistencias al área para que Fraude Jong controlase de primeras, ante una dormida zaga che y marcase, recordando a aquel jugador que una vez engañó a miles de culés, simplemente por jugar un gran partido europeo con el Ajax ante el Mierdas. Cierto es, que lucirse en una eliminación del Mierdas de Europa siempre es un buen argumento para fichar a un jugador. Pero no para darle carta blanca durante 6 temporadas.
Segundo ataque y segundo gol. Fallón Torres, otro repudiado que quería reivindicarse, cazó un remate al primer toque en el área, tras un gran servicio de Balde. El lateral canterano lleva unas semanas en su mejor versión, recordando por momentos a Alves. Balves.
Los ches, que optaban por una presión alta, asumían demasiados riesgos. Y el Barça los aprovechaba una y otra vez. Un taconazo neymaresco de Lamine –salió bien igual que podía haber salido mal– sirvió para que Fermín buscase en largo a Rabinha. El brasileño lució su mejor cara, sorteando sin problemas la mala salida de Mamarásbilis y alojando la pelota en el fondo de las mallas. Apenas se había jugado un cuarto de hora.
Apenas un ataque valencianista pudo poner algo de luz en el negro horizonte visitante. Casadó rozó mucho el penalty sobre Andre Almeida pero ni el árbitro ni el VAR lo estimaron. Y lo que sí llegó fue el cuarto de los de Flick. Pase largo de Cubarsí, Fermín que se cuela en el enorme espacio defensivo, pincha el balón con gran calidad y define aún mejor.
Scnhdkkjhkny, inédito durante todo el partido, reclamaba también su cuota de protagonismo. Y lo hizo de la manera que, hasta ahora, mejor sabe hacer: saliendo lento y precipitado y haciendo un penalty. Por suerte para él, el VAR informó al árbitro de una evidente falta anterior de Gayá sobre Koundé e invalidó la pifia del polaco. Difícil pensar en grandes títulos con el socavón que hay en la portería.
Y llegó otro precioso cañito de Lamine en un dos contra uno. Pero de esos que finalmente quedan en nada: otro síntoma de que su neymarización avanza a pasos agigantados. Fue el preludio de la manita antes del descanso. El Chaval, ahora sí, se dejó de lujos improductivos y encontró otro magnifico pase al hueco para un Rabinha desatado que chutó al larguero. El rechace lo cazó Fermín para empujarlo de primeras al fondo de las mallas.
La segunda parte quedaba como un trámite. Aun así, pasaron cositas. El gol de Huevo Duro, el denominado “gol de la honra”, quedará a buen seguro en las estadísticas valencianistas cuando se recuerde la temporada de su segundo descenso de categoría. Lewandowski, pese a su viejazo, sigue recordando que quien nace goleador, muere goleador: al primer contacto con el balón, esférico a las mallas. Tras asistencia de Fermín, 2 goles y 2 asistencias para el onubense. Y Fallón, luchador todo el partido, siguió intentándolo con ahínco hasta que forzó en un centro-chut el autogol de Tárrega. Y con 7 goles, como los 7 canteranos con los que terminó el equipo sobre el campo, o los 7 puntos que le separan del líder se cerró una goleada para seguir ilusionando a base de buen juego.