OSASUNA 0 – BARÇA 3
PREVIA. EL VIAJE DE LA VERGÜENZA. La previa del partido vino a ser la escenificación de un esperpento imposible interpretado por un elenco de (supuestos) actores sacados de un club de la comedia casposo que bien hubiera podida auspiciar Toni Rovira. Lo que empezó como huelga encubierta de unos tipos con más poder que Dios para dominar las alturas y provocar el caos en la tierra acabó con un equipo de fútbol agobiado y obligado a viajar contra reloj y bajo presión para cumplir su trabajo en Pamplona, bajo amenaza de no comparecencia y pérdida del partido y puntos en la clasificación. En medio de todo esto, ante unas circunstancias que aunaban excepcionalidad y peligrosidad ante el riego real de un viaje frustrado, hubo un Barça burlado que, mal aconsejado y pésimamente gestionado durante la crisis, ingenuo ante el compañero de viaje en el que se apoyó, vio como su discutible enroque inicial de cumplir su rutina habitual de desplazamiento se desmoronaba ante el giro de los acontecimientos y contra acontecimientos, de decisiones polémicas y renuncios inaceptables, que deparó la jornada y que acabó en la precipitación y el sonrojo de un viaje final que quedó patéticamente reflejado en la imagen de Pedro corriendo por el andén de la estación de Sants para no perder el AVE hacia Zaragoza. El Barça pudo ahorrarse problemas aplicando preventivamente el principio de prudencia (esto las altas esferas del Club lo saben bien) pero decidió dejarse arrastrar por la (mala) confianza y un cúmulo de vergüenzas imprevisibles que fue incapaz de controlar, ganando stress inoportuno, sufriendo desgaste innecesario, exponiéndose como el malo de la película, desnudando miserias propias y perdiendo imagen por el camino a medida que las horas pasaban y el partido en el Reyno de Navarra era una incógnita manoseable por manos trapicheras. El otro actor del sainete, el burlador, la Federación Española de Fútbol, el del villarato amigo y cómplice, la incompetencia hecha organismo, convirtió sus recomendaciones y consejos al Barça en veneno y porculorizó al equipo base que le ganó un Mundial con una nebulosa de decisiones frágiles e incómodas que devinieron alta traición cuando, en vistas al revuelo y crispación generados, ejecutó una burla final intolerable en forma de decisión a esas horas únicamente gravosa y dañina para el Barça. Con amigos de fiar así, quien necesita enemigos como Mourinho. Y como secundarios de lujo, los bufones de siempre con sus altavoces mediáticos para hacer más ruido en su presión, invocando tratos de favor y demonizando al que va a ser verdad que sí mea colonia, prestos al degüello fácil cuando se trata de hurgar en la herida blaugrana. Así fue la indigna previa que condujo al Barça de la excelencia a jugar su partido contra el Osasuna.
PARTIDO. EL INAPELABLE PESO DE LA LEY SOBRE EL TERRENO DE JUEGO. Suerte que el partido puso las cosas en su sitio y demostró que sobre el campo, allí donde se rige la competición bajo criterios estrictamente futbolísticos y donde todo lo demás resulta puro artificio, ruido y molestia, el Barça está por encima de todos y de todo. Las crónicas que busquen el chiste fácil dirán que el equipo de Pep Guardiola ganó sin bajar del autobús, pero vaya si bajó, vaya si se arremangó, quizás picado en su honor, y vaya si liquidó un partido presumiblemente complicado por los sinsabores de la previa, la rocosidad habitual del domicilio del rival y los ecos aún vívidos del 5 a 0 contra el Madrid. El Barça se sobrepuso a todo con insultante facilidad, en un partido cómodo, pragmático y con fases de juego brillante. Victoria inapelable y grande, que reafirma expectativas de éxito, golpe de autoridad de la supremacía del líder. Pedro y dos veces Messi – su segundo gol gracias al primer penalti pitado a favor esta temporada – ejecutaron al Osasuna y devolvieron todo el prestigio y la buena imagen que el Barça, en su follón previo, pudo dejarse por el camino. El Barça se crece ante cualquier adversidad, ya sea propia y ajena, y el poso de fortaleza, mentalidad y personalidad que atesora el Pep Team ante esta superación de envites agiganta su leyenda de equipo para la historia.
POST PARTIDO. EL HÉROE SOLITARIO. El post partido dejó la triste y vergonzosa imagen para la institución de un Pep Guardiola caliente y crispado por lo acontecido en las horas previas comiéndose el marrón de dar explicaciones ante el pelotón de fusilamiento formado por los periodistas navarros en rueda de prensa. La soledad de Guardiola, su enésima indefensión y exposición al linchamiento público con el club mirando hacia el lado opuesto con tapones en los oídos, fue un bofetón tremendo a la política de (in)comunicación del Club, en lo que sea, quizás, el fracaso más sonado y descorazonador de toda la crisis vivida ayer, la derrota más hiriente de la incapacidad institucional de un Barça superado a la hora de seguir el ritmo de la excelencia deportiva del primer equipo. Rogó Guardiola a la afición hacia la que clamaba que esto iba a ser muy difícil y que no les dejaran solos en esta lucha sin cuartel, contra los elementos externos ya desatados y sin máscaras en forma de Brunete y Federación, sí, pero también, quizás, contra determinados incapaces que en su omisión de responsabilidades, toma de decisiones erróneas y cobardía informativa – “yo no puedo hacer comunicados de prensa” – habitan en propia casa.