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La cara mala del niño bueno

Hará unos tres años Sandro Rosell reunió en su casa de la Cerdanya a las fuerzas vivas del país (por orden de relevancia: director general de La Caixa, presidente de Repsol, presidente de CiU, director de La Vanguardia, presidente de zzzzzzzz) para que le ayudasen a desalojar del sillón presidencial del brazo armado de Catalunya a un sátrapa que estaba dejando por los suelos la imagen del Barça a ojos del mundo. El ganar no lo es todo, susurraba el pijo y vociferaban sus groupies.
Un año y cuatro meses de Rosell en la presidencia del Barça han bastado para que el semblante de los que ahí le pusieron empiece a cambiar. Y no por la deriva de un equipo que sigue maravillando como lo hacía bajo el mandato de Laporta sino por relacionarse reciente y reiteradamente el nombre de Sandro- y el del Barça, por extensión- en un puñado de casos de corrupción acontecidos en Brasil en tiempos del Cerdanyaberg. Dos monedas con la misma cara.

Muchos y graves son los problemas judiciales que se le empiezan a acumular a Sandro Rosell en Brasil, y alguno que otro se está fraguando en Barcelona. El influyente semanario británico The Economist tuvo acceso a unos contratos que involucran al presidente del Barça en una trama de corrupción, soborno, blanqueo de dinero y fraude fiscal con epicentro en Ricardo Teixeira, presidente de la Federación Brasileña de Fútbol y amigo íntimo (a la sazón que socio) de Sandro Rosell. Lo que destapó The Economist hace unas semanas viene abriendo noticiarios en Brasil desde el pasado verano.

Todo empieza en el amistoso Brasil-Portugal, por la organización del cual Ricardo Teixeira ha sido acusado de desviar fondos a empresas de su propiedad y de asociados suyos. Entre ellas Ailanto, participada por Rosell en un 99% y por su secretaria brasileña Vanessa Precht en el 1% restante.

A partir de aquí, un sinfín de tejemanejes que comienzan con Rosell facturando medio millón de euros por contratar a la selección portuguesa, cuando el coste real fue de 270.000, prosiguen alquilando Ailanto por cinco años y un total de 250.000 euros una finca de Ricardo Teixeira que nunca utilizó y terminan con el presidente blaugrana cobrando 3’3 millones de euros por la organización global del partido amistoso más rentable de la historia para todas las arcas menos las públicas. Pero hay más.

En julio de 2008 Teixeira y Rosell recibieron cada uno 9’36 millones de euros del financiero Claudio Honigman, socio de Sandro en la empresa Brasil 100% Marketing, por el 10% de las acciones de Alpes Correctora, una empresa que, según ha podido corroborar The Economist, no contaba con Honigman ni entre sus accionistas ni entre sus trabajadores ni, evidentemente, entre el reducido grupo personas que podían firmar contratos y cheques bancarios.

Ese mismo mes Ailanto le compra a Brasil 100% Marketing, la empresa de Sandro y Honigman, un avión que previamente le había vendido Teixeira a la aerolínea TAM, patrocinadora de la Federación Brasileña, por 3’33 millones de euros, pero Ailanto declara en el registro del avión haberlo comprado por 7,4M. Pocos meses después lo vendería más o menos por esa cantidad a una compañía de la que se haría socio el presidente de la TAM a las pocas semanas de cerrar la cuadratura de un círculo nada virtuoso.

En algo peor que eso puede quedar la asamblea de compromisarios del FC Barcelona en la que se acabó encausando a Laporta pese al voto en blanco de Pilatos Rosell y en la que, a juicio del ex-tesorero Xavier Sala i Martín, el socio votó engañado por un resumen sesgado y manipulado de la Due Diligence que el representante de KPMG aseguró ante el juez que había realizado la directiva del Barça y no ellos. No son pocos los incendios que ha creado en poco tiempo el jefe de bomberos.
Eso sí, todo, o casi todo, sin aparecer negro sobre blanco en los quioscos, sin encontrar hueco en las tertulias, sin asomar en los telediarios. Y yo que creía que la cumbre del Cerdanyaberg servía sólo para llegar al poder…

Habrá que ver cuantos escándalos más aguantará el próximo presidente del Barça sin reunir en su casa de veraneo a los titiriteros de nuestras rutinas para sugerirles que hay que acabar con el desprestigio desde el butacón presidencial de la globalizada imagen del Barça. Para susurrarles que el ganar no lo es todo.
Será el próximo presidente, no lo duden, un empresario modélico, conocedor de la realidad culé, bien considerado por las diferentes sensibilidades que componen la prensa del lugar, con una imagen de buen gestor que le aleje de los excesos de Laporta y de la doble cara de Rosell y, sobretodo, que gestione mejor que su antecesor el tema de los aviones.

Soriano? O barcelonés