Hola a todxs menos a uno, (él lo sabe)
Leí con fruición (?) la biografía de Manel Estiarte poco antes del viaje a Madrid -para el puente laaaaargo que acabó con el colofón del 1-3 en el infierno- a modo de reidentificación con nuestros gladiadores.
Recomiendo su lectura por lo duro, explícito y directo de su lenguaje. En el libro hace más de media docena de declaraciones que jamás había realizado y teniendo en cuenta la categoría del deportista sería como si Puyol o Xavi dentro de 5 años -o Messi dentro de 10- contaran entresijos de estos gloriosos días que estamos viviendo.
Pues bien, entre mil aspectos duros y sinceros que pueden daros una idea del carácter del waterpolista, y mano derecha del gurú, hubo uno que me chocó más que ningún otro: la figura de Dragan.
EL yugoslavo Dragan Matutinovic fue el entrenador de la selección española de cara a los JJ OO de Barcelona 92. Son constantes las referencias de Manel en el libro en cuanto a sus métodos humillantes, estajanovistas, peligrosos y carentes de todo factor humano. Dragan creía que solo con trabajo, trabajo y más trabajo se podía mejorar y que el dolor corporal era un precio a pagar por ese fin. Como muestra, el hecho de hacerles ir a subir y bajar cuestas corriendo -a un grupo de waterpolistas (¿?)- a hora intempestivas. El entrenador quería que los talentosos jugadores españoles se endureciese tanto física como mentalmente. Tal era el grado de sufrimiento de ese grupo humano que de ese dolor, de esa humillación, nació el vínculo de hermandad y afinidad entre los jugadores ‘catalanes’ y los ‘madrileños’, en relación a sus clubes de origen, que tenían una relación hostil y poco cooperativa. Cabe decir que en ningún momento era eso lo que buscaba él, sencillamente era su método. El cual Estiarte desprecia en cada referencia que realiza. No obstante Manel si destaca algo como positivo de la obra de Matutinovic: de cara a la preparación de los Mundiales de Perth del 91 el bueno de Dragan ejecutó su plan. Meses antes del inicio del Mundial en Australia, se programó una semana de convivencia y amistosos con la selección de Hungría. Esta fórmula ya se había usado entre otras selecciones y en otras ocasiones. Además, era beneficioso para ambos conjuntos ya que el waterpolo español iba en alza y los húngaros siempre fueron una referencia en este deporte, de hecho como comenta el de Manresa los magiares eran los jefes, los dueños de esto, los inalcanzables. Este mini-stage lograba también despejar la mente de los jugadores del ‘régimen’ de hierro del yugoslavo y compartir preparación con colegas de profesión. Solo una serie de partidos, con sus microciclos, sus tácticas y su mejor física inherente. Solo eso.Ya. Fijo.
Cuenta Estiarte que el señor Matutinovic, poco antes del primer partido amistoso de la serie que jugarían, cogió a dos de los jugadores con menos nivel,protagonismo y participación del seleccionado español y les dio una consigna clara y sencilla: repartir agresiones, faltas, insultos y provocaciones hasta conseguir una pelea. Comenzó el partido y los Chiqui Sans, Estiarte, Toto, Ballart, Rollán no entendían que les sucedía a esos compañeros tan inofensivos por norma. Lógicamente a los 4 minutos ya había habido fricciones y pelea y los jugadores hicieron piña al lado de su compañeros sin plantearse el origen y causa de la tangana. Resultado: competitividad extrema ante los ‘enemigos’, no ya adversarios, húngaros hasta el final de ese partido y en todos los restantes del mini stage compartido con marcadores de todo tipo. Pero más importante aún, habían perdido el respeto, el miedo al gran nivel húngaro, el respeto por su bagaje para solo tener como objetivo ajusticiar la afrenta con sus compañeros.
Pocos meses después se disputarían los mundiales de Perth y claro está, como no podía ser de otra formar, el sorteo y cruces del torneo encuadraron en la semifinal a España contra Hungría. Aquel equipo inalcanzable, el tótem del waterpolo mundial y bla bla (hola Pelopina)… Pero no, ahí no, ya no. Se cambió la adoración por el odio, el compañerismo por la venganza. Así, esos intangibles logrados mediante la manipulación de los dos más débiles del grupo empujaron al equipo español y consiguió la victoria por 9-8.
Bien, tras leer esto me paré a pensar y me dije: no, esto nadie lo haría en futbol, con tantas cámaras, tanto análisis posterior, tanto periodista narrando, etc difícilmente es posible sostener esto. (¿?) Ningún deportista sería capaz de ello de forma consciente, ¿no? Y me quedaré con esa idea, por mucho que me digáis que Asesinaloa y Rambos parece que hiciesen lo mismo con el Guaje en la final de Copa. Que la reacción de todos sus compañeros parecía orquestada, que mediante la intimidación se logra que el bueno no lo haga tan bien…que no, que no puede ser. Mmmmmm, no. No creo que Babidi fuera capaz de hacer la de Dragan. ¿O sí? Pista oculta: ayer era el primer partido de los presumibles 4 que les quedan por jugar esta temporada (vuelta de copa, vuelta en liga y posible cruce CL). Pues la de Dragan volvió a escena. Uno puede entender el problema de control de impulsos de Repe a nivel individual, pero la conducta continuada de Cointreau, X.Alfonso y Caravallo sumada a la del 3 empieza a hacer pensar que de nuevo, de lo que se trata es de unificarse desde la tangana, la trifulca, las agresiones compartidas y la defensa mutua carcelaria. Lo de jugar con la pelota es secundario. Primero juntos contra el que responde cuando solo le piso y le pego. De la no cohesión interna del grupo por factores positivos al agrupamiento antes los malos de fuera. Que viene el lobo. Buu. Ese uso del mal inherente que hay en la frustración humana que sienten sus jugadores cuando corren tras el balón, ese retorcer y manipular realidades, llevar al grupo al límite de su autocontrol dentro del reglamento, en definitiva, todo lo negativo que puede manar de su plantel es lo que usa el de Sétubal y hace que le llame Babidi.
Domina las fuerzas del mal como nadie. O eso cree él. Algun día su Majin Boo se lo comerá de puro hartazgo. Sigan visionando su serie favorita.