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Yoyalodije

He creado un monstruo

Bien, vamos a bajar el nivel de post del Yoya

Resulta que mi tía, catalana y culé de toda la vida, tuvo a mal casarse con un merengue. Fruto de este derbi matrimonial, nació mi primo hace 7 años. Y se hizo madridista. Pensando en mi tía, ¿puede haber mayor desgracia que tener un hijo madridista? Vaaaale seguramente sí, pero esto también es grave.

Además aparte de ser madridista (y supongo que precisamente por ello) era un niño bastante cabroncete. Tan cabroncete que era capaz de, en medio de una merienda familiar de cumpleaños, irse al ordenador y volver gritando “que el Madrid pierde contra el Ráciiiiiing!!!”. La familia culé preguntaba ilusionada “En seriooo?”, y entonces dibujaba una malévola sonrisa y decía “Que nooo, ¡¡¡que Robben ha metido un peazo de gooool!!!”.

Así que como buen sobrino, y velando por la salud mental de mi familia, decidí transformar a ese pequeño hijo de merengue en culé. ¿Cómo realizar semejante tansformación? Cuando el crío me contó que iba los domingos a misa porque entonces el lunes el catequista le daba un chupa-chups (preferí no indagar más) lo tuve claro: sobornos.
Por tanto el día que vino celebrando un gol de Higuaín “Vaya pepinoooooo!” le dije: “Mira chaval, a partir de ahora, cada vez que el Barça marque gol te daré dos piruletas, pero con cada gol del Madrid restaré una. ¿lo has entendido?”
Parece que sí.

La verdad que fue más fácil de lo esperado. Al mes de empezar era merengue y culé a la vez, la verdad que acojonaba. Quería que ganara el Madrid pero celebraba los goles del Barça. Estremecedor.
Pero poco a poco lo fui alejando del lado oscuro (blanco) para traerlo a la luz blaugrana. Aproximadamente en la primavera pasada ya tenía culminada su transformación, ya era un culé total sin rastros de amor madridista.

El título del post viene por los efectos secundarios en el crío. Digamos que es un culé tribunero y piruletero con todo lo malo de los merengones, y además está algo rechoncho (tanta piruleta…). Conserva el odio madridista y lo mezcla con el pesimismo culé. Quiero decir, es capaz de soltar que Messi es un chupón y no mete gol al arco iris vaya malo que es vamos a perder fijo a ver si lo vendemos ya, y de desear con odio que a Cristiano le partan una pierna (o las dos) en el minuto cinco. Lo primero le viene por haberlo educado durante esta época triunfal, y lo segundo supongo que por haber sido madridista.

Pero estoy orgulloso de ver cómo apagó la tele con rabia tras el 1-0 en Copa, y de cómo celebró desaforadamente los goles del 0-2 en la Champions. En el cole ya discute contra “amiguitos” merengues (que ojo, tan pequeños ya le dicen que cómo se le ocurre animar a un equipo no-español, eso igual daba para otro post), tiene posters del Mundo Deportivo en su habitación, se hace todas las colecciones tontas del Sport, y en el FIFA se elige al Barça.

En definitiva, me siento como el encantador de perros de cuatro: tenía un bulldog rabioso y babeante de bilis, y aunque sigue siendo un bulldog rabioso y babeante, al menos ahora les ladra a los vecinos y no a mi.

Conclusión: nunca es tarde si la dicha es buena, se puede hacer ingeniería genética y meterles ADN Barça antes de que sea demasiado tarde. Le iré controlando los efectos secundarios a ver cómo evoluciona.

(Nota1: es true story)
(Nota2: realmente le daba Aspitos en vez de piruletas, pero me he tomado esa licencia poética para darle más dramatismo (?)).