El legado del mejor equipo de la historia es un fruto dulce pero con una alta dosis de cicuta. Hay que reconocerle a Tito (James Franciscus) un valor: la valentía. Él sabe muy bien que las comparaciones van a ser constantes y que, su carisma, nada tiene que ver con el del gurú de Santpedor (Charlton Heston). Pero Tito ha aceptado el envite, va a realizar el mismo viaje que Taylor, con las secuelas de haber superado un cáncer y sin ninguna experiencia en alta competición. Regresa al planeta de los simios, un lugar ya conocido pero no por ello menos peligroso.
Uno todavía anda dándole vueltas a la temporada anterior cuando, casi sin solución de continuidad, se presenta una nueva de trinca, a estrenar, una nueva Liga en la que, imagino , se habrá aprendido de los errores del pasado.
El primer error fue ya en aquel lejano diciembre cuando Villa se rompió, y con él uno de los pesos pesados de la exitosa temporada anterior.La falta de reflejos de nuestro secretario técnico, el hombre con menos trabajo del mundo, y el forzado frikicanterismo/fausteritat de la directiva nos llevó a pagarlo con títulos.
El segundo error fue la brutal sobreexposición de Messi. Messi no puede jugarlo todo aunque él quiera e insista. Todos teníamos la impresión de que algún día lo iba a pagar y ocurrió cuando más le necesitábamos, en la semana en que se jugaban los títulos. Espero que no vuelva a suceder.
El tercero fue la bajada de brazos ante el poder Mou-Floper y su central láctea que estuvieron en guerra desde el primer minuto de la temporada, o incluso antes , desde el tristemente famoso e impune dedo en el ojo. Eché de menos una rueda de prensa de Pep como la del “puto amo” que pusiera a cada uno en su sitio como lo hizo en la temporada anterior. Pero Pep, a partir de enero ya no estaba, aunque le viéramos físicamente. Y eso el equipo lo notó.
Estamos de nuevo en la posición de partida , con el contador a cero y ,he de reconocer que con dudas, con muchas más dudas que al inicio de las últimas cuatro temporadas. La competición liguera ha derivado en un brutal mano a mano en el que perder dos puntos es un drama y perder tres es perder la Liga. Hay que tenerlo muy claro. Lejos quedan esas temporadas en que se podía ser campeón con apenas 80 puntos y probablemente, en la actualidad, sea más asequible para los dos grandes ganar la Champions que la Liga. Pero el barcelonismo es radical en muchos aspectos y nunca se ha ganado la Champions sin ganar la Liga. Por eso es tan importante marcarse siempre como prioritario el campeonato contra el maligno. Es el único camino conocido hacia la gloria.
La previa nos lleva, casi inconscientemente, a aquél maravilloso hattrick de Romario contra la Real Sociedad en su debut en la Liga 93/94. Un Romario que firmó dos auténticas obras de arte a pase de otro “desconocido” llamado Pep. Aquella fue una Liga de alegrías pero también de una gran tristeza. Y es que tendremos que volver a acostumbrarnos a lo que era el fútbol antes de que subiéramos al cielo.Humano.