Categories
Yoyalodije

Fúmbol y pinículas (o flims) I

El clásico patrio.

Inauguramos sección; con la próxima rehabilitación del yoyacine (aka yoyalocine) vamos a traer un poco de séptimo arte al yoyo. Y la mejor manera de hacerlo sin dejar de hablar de fúmbol es hablando de pinículas fumboleras… ¡al tajo!

Queríamos iniciar con el partido del siglo librado en la década de los 50’s. El gran clásico ibérico llevado al celuloide. Dos películas dos, para mayor gloria de la estrella local de cada equipo. Empezó la ofensiva en el año 1954 el F.C. Barcelona con Ladislao Kubala y dos años después los envidiosos merengues contratacaron con la propia de Di Stéfano.

Los ases buscan la paz (1954)

Dirigida por Arturo Ruiz Castillo. Producida por Titán Films.

Un biopic del astro Húngaro del Barcelona C.F. (Así teníamos que llamarnos entonces), inicia en el vestuario del olímpico de Roma, con el bueno de Lazlo preparándose para jugar con Ejpaña contra la poderosa (?) selección de Turquía. Y en el suéter del coach bien grandes las letras de ESPAÑA, para que quede claro quienes fueron los salvadores del pobre comunista. Ladislao no puede jugar porque recibe una carta de su antiguo entrenador en Hungría que le amenaza para que no juegue. Ejpaña juega sin el rubio y aunque se adelanta con gol de Arteche, termina perdiendo el partido. El narrador del encuentro; Matías Prats padre con bigotillo y gafas oscuras como no podía ser de otra manera. Y ahí empieza la bizarría, llega el amigo Tovarich, un ruso interpretado por Antonio Ozores, también con bigotillo y ámbos recuerdan los tiempos de Hungría. Lazlo de pequeñín cuando le decía a su mamá que la iba a sacar de pobre, y Lazlo ya grande no sucumbiendo a las presiones del régimen, razón por la que lo apartan del equipo y decide huir de los malvados rojos. Junto con Tovarich, una bailarina zíngara que ni baila bien, ni es zingara ni nada, un ex-futbolista ídolo de Kubala, un noble austrohúngaro con palacio en Viena y un bebé (que no se sabe muy bien de donde salió). Cruzan la frontera y el mafioso que los llevaba los quiere delatar y el ex-futbolista se sacrifica para que los demás huyan, en Viena se salvan de ser deportados porque Kubala es lo puto mejor y todo el mundo lo conoce. No puede jugar en Austria, se va a Italia, en Italia la zíngara consigue trabajo de bailarina y el Tovarich desaparece, Kubala se larga a Ejpaña donde por fin aparece el Barcelona… unos minutillos de entreno con el amigo Ramallets y después imágenes de archivo de un partido contra el Athletic (?) con jugadas de interés del Húngaro, taconcitos varios, cambios de ritmo, etc. Al final, bueno, el final lo ven ustedes que no les quiero matar la intriga.

Saeta Rubia (1956)

Dirigida por Javier Setó Producida por Unión Films

Aquí de biopic poco, ni siquiera cuentan la interesante historia de su robo, digo fichaje por el Mandril. La película habla de las peripecias de una pandilla de ladroncillos golfantes de los bajos fondos de Madrid, se cruzan con el gran Di que viene en coche y le hacen el truco del “atropellao” pa sisarle la cartera (perdón que me contagié del cañí y olé), una vez en la guarida de los ladrones, solo faltaba el judío para ser Oliver Twist, el jefazo Andresito, hijo de un exjugador de fútbol que se dio a la bebida y cayó en desgracia (interpretado por el exjugador Jacinto Quincoces, que menudas coces debía de dar) dice que por respeto a su padre y a él mismo (futbolista en ciernes) no pueden quedarse con el dinero, porque ellos son rateros, sí, pero madridistas y “honraos”. Para no hacer largo el cuento, le devuelve la cartera “el chispas” (graciosete de la pandilla) y se apiadan de él Di Stéfano y su esposa y le dan de comer a la pobre criatura mientras este le cuenta lo pobres y honraos que son él y los demás golfillos, y toda su familia, con abuelos que vienen del pueblo, niños paralíticos y todo eso. Di Stéfano, que ya adquirió el apelativo de Don (Don Corleone parece), ejerce todo su señorío madridista y les da trabajo a los mozalbetes, familiares de mozalbetes y agregados, además de montar un equipillo de fúmbol con los muchachos, equipo que se llamará el Saeta F.C. (¡Qué originalidad!). Todos felices, todos contentos y ahora que hacemos si nos queda media película por hacer, pues se inventan un lío de faldas, con una antigua novia buscona, llamada Julia Rey que con la excusa de hacer una película se lo quiere llevar al huerto al bueno de Don Alfredo. Y los niños que creen que se va a convertir en Kubala (puya al catalán), un mujeriego y tal, deciden rescatar a su salvador, escena bromas con ratones, chistes sobre el gordito de la pandilla, equívocos varios y desenlace, gran apoteósis happyéndico en la semifinal de copaduropa contra el Milan, el Mandril gana, el Saeta F.C. también, todos contentos y Don Alfredo ya no es don, ahora es San Di Stéfano, ¡toma ya!

¡¡Este es quelidat!!

Dos películas un destino, desplumar al aficionado para que vea subproductos cinematográficos con estrellas futboleras. Ciertamente ninguna de las dos merece la pena, a no ser por el valor documental que puedan tener, algún entreno que hacen, la convivencia en los vestuarios o las imágenes de archivo que introduzcan con calzador. La película en clave blaugrana nos presenta un relato más humano, y el madrileño nos muestra al superhéroe, por descontado. Quizá la película de Di Stéfano se centre un poco más en el fútbol ya que su trama es menos compleja, los dos entrenan a juveniles, aunque en la Saeta es un tema central y en “Los ases” es más residual. Nosotros, en nuestra peli culerda podemos disfrutar (?) por más tiempo a Antonio Ozores, que también sale en la “Saeta…” haciendo un corto papel de aficionado culé. Y también en la película de Kubala sale el Matías Prats original, mientras que en la de Di Stéfano tienen uno de mentirillas (Sí, ou yeah!!).

Dato curioso; en la “Saeta…” hacen tres referencias a Kubala.

1. El primer partido que se ve en la película es un Barça – Madrid jugado en Barcelona y empieza con un abrazo entre ases, ganamos 2-1 el partido.
2. Están los golfillos en casa de Di Stéfano viendo unas proyecciones de los partidos del mandril contra el Rot-weiss (sic) y el Partizán, de la potentísima Copa de Europa en su primera edición y llama Julia Rey a la saeta, coge el teléfono un muchacho y le dice a Don Alfredo, te llama Kubala.
3. La ya mencionada del miedo de los muchachos a que Don Alfredo sea un degenerado como el Húngaro.

En “Los ases buscan la paz” no hay ni una sola referencia al Mandril, ¿barcelonitis?

Aunque también hay que decir que en el 56 el Madriz todavía no había ganado ningún botijo de esos que se inventaron para ser grandes, la película termina cuando eliminan al Milan de Césare Maldini, el tanque sueco Nordahl y Schiaffino el del maracanazo (clarinete que lo busqué en la wikipedia), antes de que se enfrentaran al potentísimo Stade Reims en la final.