Dicen que los equipos acaban adquiriendo la personalidad de sus entrenadores y este Barça cada vez se parece más a Gerardo Martino. Lo digo porque llevo algunas semanas intentando averiguar cuál es el juego de este Barça y he llegado a la conclusión de que el del Barça 2013-14 es “el que convenga”. Porque Martino es un hombre práctico al que no le gustan las florituras , de hecho no sabe ni lo que significa la palabra, es un viejo zorro que se vino a Barcelona con un par de mudas de verano pero con la maleta llena de experiencia. Su bagaje ya se intuyó desde las primeras ruedas de prensa: pocos nervios y mucho sentido común en sus palabras, no encendiendo fuegos y apagando alguna brasa. Este Barça , definitivamente, quiere ser como Martino quiere hacer uso de lo que ha adquirido durante tantos años de grandeza y que ya no sale de natural: la experiencia.
Así, el Barça sacó el oficio en Celtic Park y ensambló los mejores minutos de la temporada, no tanto por la brillantez de su juego sino por la interpretación del mismo y de las intenciones del rival. El Barça ayer tuvo una paciencia infinita y supo esperar su momento, con un precisión quirúrgica que hizo que apenas se perdieran balones de riesgo pese a que el rival estuvo casi siempre al límite del reglamento. Ayer ganar era lo importante, pero también dar seguridad y entereza a pesar de las importantes ausencias y entiendo que se consiguió. A esto contribuyó la solidez de Bartra que anuló a Samaras y un torbellino llamado Neymar que nos va a dar muchas tardes de gloria al barcelonismo.
La primera parte fue de desgaste y los escoceses presentaron sus credenciales entrando al bulto en numerosas ocasiones y plantando dos líneas de cuatro en defensa, doblando todas las posiciones defensivas impidiendo cualquier posibilidad de ataque. Pese a ello, el incisivo Neymar ,pese a andar con un chichón, pudo empalmar un balón que pasó a escasos centímetros de la portería de Forster. La segunda parte fue de resolución y la brutalidad de Brown, jaleada por la “deportiva” grada y su propio entrenador, facilitó las cosas con su merecida expulsión tras hacer un Pepe(en su versión Casquero) a Neymar. Tras la expulsión el Barça insistió y tras la salida de Alexis tuvo ese punto de frescura necesario para rematar este difícil partido.
Poco antes del gol decisivo de Cesc, Forrest la tuvo con un buen chut a la escuadra pero el increíble Valdés la sacó una vez más, y van. Ahí se acabó el Celtic y ,en una contra llevada maravillosamente por Neymar desde el centro, asistió a Alexis que templó para que, el de Arenys, resolviera el partido y diera una nueva alegría a la culerada que andaba preocupada con la resolución de este partido. Hubo posibilidad de resolver con más goles con la defensa escocesa adelantada pero la falta de definición de Neymar y Alexis dejó el 0-1 en definitivo.
Líderes en solitario en el grupo de Champions (lástima del churripenalty a Balotelli) y líderes de la Liga. A la espera de acontecimientos de mayor calado, este Barça es camaleónico y hasta el momento ha sabido buscar cuál es su versión necesaria en cada momento convirtiéndose en distintos Barças. Esto ha producido polémica y también buenos resultados. Este Barça ecléctico y pragmático, definitivamente, debe ser el Barça de Martino.