No me quiero ilusionar porque llevo dos años dándome en el canto de una puerta con el Barça pero el equipo de este último mes es, sin duda, un proyecto importante. Aquella importante victoria contra el Atlético en liga, refrendada con la eliminación en Copa ha cuajado un grupo que, de tener continuidad, puede llegar a colmar las aspiraciones del más optimista de los culés.
Porque ayer todavía había miedo, el precedente de Anoeta estaba cerca y la pérdida de puntos vergonzante del Madrid necesitaba una respuesta contundente del Barça en una plaza en la que nunca se ha ganado: el nuevo San Mamés.
Luis Enrique reservó al aguerrido Mascherano y al frágil Iniesta para salir de la emboscada vizcaína y este equipo cuajó una de las mejores primeras partes que se recuerdan a la altura de los grandes partidos de la era Pep. Solo la falta de acierto evitó que la goleada fuera de escándalo con un Messi como maestro de ceremonias en su consagración como mejor jugador de la historia del fútbol moderno.
El Barça tomó pronto el mando en el marcador con una buena falta que dio en la barrera y se coló en la portería de Iraizoz. Este gol asentó mucho al equipo y comenzó a jugar como los ángeles. El segundo gol lo convirtió el gafado Suárez tras fallar un cabezazo a bocajarro. En un buen contrataque, Messi asistió para el charrúa que venía de cara y convirtió un buen gol de delantero centro.
El segundo tiempo comenzó con un Athletic achuchando y fruto del mismo vino el primer gol rojiblanco en un mal despeje de Bravo. El Barça vio que las cosas se ponían mal y Messi y Neymar cambiaron de marcha, montándose una gran jugada que acabó metiéndose De Marcos en propia portería. Poco le duró la alegría al Athletic. Poco más tarde el Barça volvió a combinar y esta vez fue Neymar el que marcó en un chut muy ajustado al poste. El Bilbao volvió a marcar a través de un chut de Aduriz que se tragó Bravo. La fiesta la acabó Messi con un jugadón en el que se regateó a todo el que se puso por su camino en el borde del área y acabó asistiendo a Busi para que centrara a Pedro para que marcara el quinto a placer.
El Barça se cascó un partido de los de antes de fútbol de ataque sin demasiadas preocupaciones defensivas yendo a por la portería contraria en un nuevo estilo que se está consolidando tras los cinco primeros meses de competición. Ahora falta probar su fiabilidad a largo plazo y la capacidad de dar ese poco más que falta para ganar los títulos pero una cosa hemos ganado: nos volvemos a divertir