Un estadio con pista de atletismo será todo lo antiestético que se quiera para un partido de fútbol pero, en una final de Champions, ese celebrar los goles, saltando vallas, acojonando stewarts y técnicos de sonido, y corriendo como un pollo sin cabeza, como Suárez cuando pasa por encima de l’escut o Neymar yendo hacia a la grada, es belleza pura.
Y los dos rechaces de cabeza consecutivos de pocker fucker Piqué al balón colgado de la Juve en el minuto noventa y tantos, y que comienzan la jugada del tercer gol, los incluye en el primer punto de su programa electoral como candidato a President, y puede que hasta me piense en votarlo.
Por último, dadme siempre un Iniesta, un Busquets (ainss Xavi si tuviese 4 años menos) en la final de la Champions; la seguridad y tranquilidad que ofrecen en el pase, el control del juego y la elección de las jugadas, no se puede pagar