Lo peor de la entrada del hijo de mil padres belga este es que, efectivamente, tiene toda la pinta de ser intencionada. Primera bola que toca el pobre Rafinha, casi neófito en Champions, recién ingresado al terreno de juego… es una ‘marcada de territorio’ total que ha tenido consecuencias funestas; encima, viniendo de un tipejo que es reincidente. Cosas como esta hacen que el fútbol, a veces, sea repugnante. Así que ánimos a Rafinha… ojalá vuelva cuanto antes mejor y que dentro de lo malo, esta experiencia tan dura le sirva para madurar y hacerse mejor y más fuerte.
Eso sí; una vez el mal está hecho, cabe analizar qué va a hacer la UEFA, tan pielfinista con otros temas como la exhibición de banderas o ciertas declaraciones, respecto a este carnicero belga. Por desgracia, viendo los precedentes y, para colmo, a quién vamos a tener defendiendo nuestros intereses en este asunto, creo que todos tenemos claro lo que pasará; absolutamente nada.
A veces, la verdad es que el fútbol de verdadero asco, hasta el punto de que se te van las ganas de verlo. Qué bien que Roures y compañía conviertan ésto en una labor tan sencilla…