Los periodistas, esos grandes amigos de Dani Alves, suelen referirse a un partido ‘sin historia’ en un sentido peyorativo; hablando de un partido feo, mal jugado o simplemente aburrido. El Barça-Granada de ayer fue un partido sin historia, y sin embargo cuesta pensar que los culés acabasen descontentos por ello. El encuentro no tuvo historia en el resultado, ya que tras obtener una ventaja cómoda casi desde el inicio, ni se convirtió en una goleada a recordar, ni hubo remontada estilo Depor por parte de los andaluces; por lo que por fortuna no hubo la consecuente pérdida de puntos que tener que lamentar a posteriori. Tampoco tuvo historia en el juego, con un Barça todavía falto de ritmo y acierto, sin esa marcha de más que seguro tendrá para lo gordo. Ni siquiera tuvo historia en lo arbitral, con el enésimo penalti catedralicio que se va al limbo esta temporada. Es más: parece que esta vez ni siquiera habrá ‘historia’ más allá de los 90 minutos de juego. Cosa a agradecer después de la última semanita. Y por no tener, el encuentro tampoco tuvo historia en lo que se refiere al 10. Marcar un hat-trick supone un logro a recordar para casi cualquier delantero del mundo; para él esto, como recoger Balones de Oro, es simplemente otro día en la oficina.
El encuentro en sí duró poco menos de un cuarto de hora; lo que tardó Leo en anotar el segundo gol del Barça tras una gran combinación entre Neymar, Suárez y D10S. Unos minutos antes, el propio Messi había marcado el primero tras aprovechar un buen balón lateral de Arda. El turco tuvo el segundo a pase profundo de Rakitic, pero tras un sprint largo le faltó oxígeno para definir. Ritmo competitivo al margen, Turan ha dejado buenas sensaciones en estos primeros partidos; quizá más certero cuanto más cercano al área se encuentre. Más que correcto también Roberto como MCD; sigue haciendo méritos, el muchacho. En fin, que tras esos primeros minutos, bajada de ritmo y goteo de ocasiones falladas: primero Suárez a puerta vacía, después Messi en un tiro demasiado centrado y finalmente Neymar de volea. Flojo partido de Ney, quizá intimidado por el espíritu del lateral derecho del Granada.
En el segundo tiempo el Barça pareció seguir nadando y guardando la ropa, sintiéndose seguro atrás (notable la aportación de Vidal y Vermaelen) y sabiendo que las ocasiones para rematar la faena acabarían cayendo por su propio peso. El que cayó primero fue Suárez, en el área y tras ser trabado escandalosamente por un defensa granadino. El desenlace, el de casi siempre. Por fortuna, otra vez Leo se encargó de alejar fantasmas coruñeses y finiquitar el partido, aprovechando un rebote tras una buena acción de Neymar en banda. De ahí al final, lo más destacable sin duda fue la ovación dedicada a Alves en su entrada al campo. Parece claro que, a diferencia de una directiva excesivamente pusilánime y vasalla, el barcelonismo de a pie sí que tiene claro quiénes son los buenos y malos en todo lo sucedido en los últimos días. Ojalá algunos tomen nota. Media hora de ‘descanso activo’ final, gol postrero de Ney para redondear la goleada y que el brasuca se quitase un poco la espinita, y a pensar en Cornellá.
Que eso tiene pinta de que sí que tendrá ‘historia’… desgraciadamente.