En el partido de anoche frente a los asturianos, el Barça siguió en la línea de poca (poquísima) brillantez que lleva ofreciendo en los últimos tiempos. Dado el 6-0 final es, quizá, algo difícil de entender para aquellos que sigan al equipo a través del teletexto, como según algunos hacía nuestro añorado Aitor Begiristain; pero lo cierto es que sobre todo el primer tiempo fue indigno de un equipo que se está jugando un campeonato; indigno por fútbol, indino por actitud, e indigno por mentalización. Se puede decir que la cosa mejoró en la segunda parte, con el equipo más equilibrado en la transición y jugando a un ritmo más alto, lo que permitió golear a un Sporting que huele lamentablemente a descenso y, ojalá, recargar moralmente al equipo cara a lo que viene.
Como el partido dio poco de sí futbolísticamente hablando, destacaremos los tres hechos de mayor relevancia de anoche:
–El homenaje: merecidísimo, fue para Quini. Sportinguista de cuna y blaugrana de adopción, recibió un reconocimiento tan merecido como tardío, por parte del club. No parecía el hombre tener el corazón demasiado ‘partío’ por lo de anoche, sino más bien destrozado por la situación alarmante de su Sporting. Normal. En todo caso, y pidiendo perdón por si la analogía es demasiado bestia, no deja de tener cierta ironía que el Barça se haya esperado a este año para homenajear a un hombre cuyo secuestro fue clave para que, en 1981, el Barça tirase por la borda una suculenta ventaja en liga para acabar perdiendo el campeonato. Esperemos que el paralelismo con la situación actual no acabe de ser fidedigno al 100%.
–El póker: fue el segundo consecutivo logrado en liga por Luis Suárez. Un primer gol de ‘9’ puro de área, dos más de penalti y un último en un remate al primer palo con el Sporting entregado. Especialmente meritorio lo del uruguayo, que pese a mostrar un nivel de acierto con balón y de toma de decisiones pésimos, muestra una perseverancia y una contundencia cara a puerta valiosísimas. La comparación con Neymar, igual de desacertado pero además empeñado en hacer la guerra por su cuenta y totalmente desconectado mentalmente, es tan sangrante como inevitable. Teniendo en cuenta que buena parte de lo que suceda de aquí al final va a depender de estos dos más por supuesto Messi, más vale que al brasuca le pongan las pilas; el espejo en el que mirarse cuando no te salen las cosas tan bien como te gustaría lo tiene al lado justo, en el campo.
–El hat-trick: de penaltis que señaló ayer Clos Gómez fue totalmente surrealista. Primero, porque para empezar dejó de señalar el más claro de todos; una zamorana que hubiese significado la expulsión del central bosnio de Sporting. De haberse pitado, quizá tanto el Barça como el propio Clos se hubiesen evitado posteriores complicaciones y ahora nadie se acordaría de todo lo que vino después: un segundo gol culé en clarísimo fuera de juego de Suárez, un segundo penalti ridículo de Sanabria a Neymar y un tercero también bastante discutible al brasileño desencadenaron las iras de los gijoneses (cosa legítima) y darán carnaza a la Caverna para llenar todos sus infectos programas, diarios y páginas web de aquí a final de liga. Es más; crucemos los dedos para que la cosa se quede en esto solamente y no suframos las consecuencias arbitrales en alguno de los tres duelos que quedan. Ya sería para darse con un canto en los dientes, ciertamente.
En definitiva, otro partido del que por fortuna, nadie se acordará dentro de unos años. Aunque más vale que la cosa mejore de aquí al final, y que los nuestros se mentalicen de una vez de que esta liga que dieron por ganada hace dos meses ni mucho menos lo está; porque ahora mismo y por lo visto anoche, va a haber que sudar mucho para sacar adelante los partidos ante Betis, Español y Granada.