Los seguidores culés de los Lakers no cabían en sí de gozo en la previa de los incipientes y reconocidos premios Laureus (para cuando una noticia de estos galardones no remachada con ‘los Oscars del deporte’? Ya ven, tampoco aquí y ahora) al figurar los primeros equipos de Barcelona y Los Angeles entre los nominados -junto a la escudería Brawn GP, a la postre ganadora- al Laureus a mejor conjunto de 2009, para gozo de un Pau Gasol con el corazón dividido. Y eso que no han nominado al RCD Espanyol.
No se limitan a la nominación a los Laureus ni a la consecución del campeonato del Mundo de Clubes las coincidencias entre púrpuras y azulgranas. Hay mucho más. Tanto, que su análisis hasta nos puede permitir, más allá de glosar el pasado inmediato, intentar predecir el cortoplacista futuro.
A los plantillones existentes (Kobe,Odom,Bynum,Phil en LA, Messi, Xavi, Iniesta, Etoo en BCN) llegó en 2008 un elemento clave que convirtió la suma de individualidades en algo más que un conjunto. Gasol puso la NBA patas arriba y Guardiola reinventó el fútbol total. Uno ya fue Català de l’any y al otro le quedan tres telediarios.
Sigamos. Mientras que Phil Jackson es, con diez anillos de campeón el entrenador más laureado de la historia de la NBA, en toda la del fútbol europeo ningún míster consiguió jamás lo que el neófito Pep Guardiola: completar el ciclo máximo de títulos en un mismo año. Ambos han dotado, con cuatro dedos con anillo el primero y con seis de seis copas el segundo, del orgullo ganador del que ancestralmente andaban escasas dos entidades acostumbradas a vivir con mucho ruido y pocas nueces, y con más jugones que entorchados, bajo la sombra vencedora de Boston y Madrid.
Para emprender con mayores garantías el peligrosísimo año I después de la gloria, en el que crece la presión al mismo tiempo que los rivales, se suceden los galardones y escasean los merecimientos, durante el cual aumenta el ego y decrece el apetito, tanto Pep como Phil decidieron tirar de feeling y retocar levemente la plantilla campeona. Los titularísimos Etoo y Ariza fueron los damnificados, los aficionados los cabreados y Ibra&Artest son los que, de momento, pagan el pato.
Pero a los técnicos les pagan para anticiparse a los problemas, por mucho que hasta el momento ambos conjuntos parecen haber perdido con los canjes. Ni llega Artest a los números de Ariza ni ha podido Ibra deshacerse de la alargada sombra del camerunés pese a su espectacular racha inicial. Las voces discordantes se vienen alzando cada vez con más fuerza, hasta llegar a manchar levemente la hasta ahora inmaculada imagen de unos técnicos que no parecen inmutarse.
Ya sabemos de la paciencia de Jackson con los altibajos de la fase regular, así como de su gusto por ensamblar piezas durante esa parte de la temporada aún a costa de derrotas a precio de factor cancha. Hasta el momento no le ha ido nada mal. Lo que no tenemos tan claro es si el bache de juego de los de Guardiola está previsto por el cuerpo técnico –casualmente se está dando en idénticas fechas que en la pasada y triunfal temporada, cuando las dudas europeas y las sonoras derrotas ante Atleti y Espanyol- o es algo que debería preocupar más que confiar.
Por de pronto, el sistema de competición no abona el camino. Los espectaculares registros del Real Madrid de Madeira, menos aún. Pero estaba abonado el pasado año a estas alturas, cuando el conjurado Madrid de Juande sumaba sin parar y amenazaba con el sorpasso en el Bernabeu. Aún así al tambaleante Barça le dio tiempo de recuperarse primero, afinarse después y de acabar conectando una serie de directos a la mandíbula (seis, en concreto) que noquearon definitivamente al rival y enardecieron a las masas. Luego vino Stanford Bridge, con Iniesta pasando por allí. Más tarde Roma, con Etoo en la vena y Messi en las alturas. Y el ciclo lo cerró Pedrito, quitándose para siempre el diminutivo en Abu Dhabi.
Presicamente a ahí debería haber vuelto hoy el Barça para recoger el Laureus que tan merecidamente iban a concederle, pero el cambio de planes del club en aras de la concentración en lo que realmente interesa parece haber decantado el sentido de las votaciones hacia Brawn GP, que a escasas horas de empezar la temporada en Bahrein sí ha tenido a bien acercarse a la ceremonia.
Saben qué les digo? Me da que Jackson y Guardiola tienen más números que Jenson Button para perpetuarse en el éxito. No en vano éste los ha pillado trabajando.