Bien, una vez superada la prueba de los cuartos de final de la Champions League, seguimos para bingo.
Llegar a estas alturas de la temporada vivito y coleando en las 2 competiciones más importantes es el sueño de todo aficionado, me excita pensar que el próximo miercoles ( o martes, o jueves) hay jornada importantísima de Liga en el Camp Nou contra el Deportivo de la Coruña, que en 15 días nos enfrentamos a vida o muerte contra el Internazionale de Milano y, como su nombre indica, posiblemente acaben vendiendo trajes; como dijo el gran Jopasso, Champions en manga corta ( o no, que como haga el mismo frío que el martes me voy a cagar hasta en el miniMolina). Esto es una gozada, mientras otros equipos acaban siendo líderes en el ranking de entrenadores contratados, vive Clemente, nosotros vamos coleccionando triunfos y luchando por seguir siendo el mejor equipo del mundo.
Pero, no nos olvidemos del gran escollo que tenemos este fin de semana, la primera gran cita en el Bernabeu de esta temporada, quizá el partido más importante del año y que puede marcar el futuro de ambos clubs. Ha ocurrido lo que casi nadie había previsto, el sueño del espectador imparcial, que los 2 equipos lleguen exactamente con los mismos puntos, con el goal-average general casi igualado y con una probabilidad muy alta de jugarse el Campeonato en este partido.
Como pasa siempre, la prensa intentará caldear el match, nosotros no lo necesitamos, ya se encarga Hristo Stoichkov y, los entrenadores, desearán incomunicar a sus jugadores del tóxico entorno.
Pero, vamos a lo que nos interesa, ¿como podemos ganar en el Bernabeu? Pues, muy sencillo, metiendo más goles que el rival, siempre que no sean anulados por Mejuto González. Para conseguir esto, hay que seguir siendo fieles a nuestro estilo de posesión de balón y futbol de ataque, tal como hemos hecho a lo largo de la temporada, aunque esta vez, luchamos contra un equipo que, con otra manera de jugar mucho menos vistosa para el aficionado, han conseguido una gran pegada, un gran registro goleador. Si los comparamos siguiendo el símil boxístico, serían un fino estilista contra un duro fajador, aunque, en este caso, el púgil con mejor estilo no envidia los golpes del morrosko.
Si analizamos al Real Madrid, vemos que, todavía, no ha perdido ni un punto en su estadio, ello quiere decir que siempre marca goles. Incluso el año pasado que les metimos “el meneo del siglo”, ellos marcaron 2 chicharros.
Siendo realistas ( de realidad, por supuesto), debemos pensar que ellos nos meterán algún gol, por lo tanto, nosotros debemos marcar más. Hay que apelar al “Instinto Básico” del futbol, el gol. Por muy bien que juguemos, por mucha posesión que tengamos, aunque maravillemos al mundo con nuestro juego, no debemos permitir que Casillas se convierta en el Almunia de la primera mitad de Londres, que acabó dejando a cero el casillero del equipo que hizo los mejores 45 minutos de futbol de alta competición que se recuerdan.
Debemos salir con el picahielos entre los dientes para apuntillar el marco rival a la mínima ocasión y, en ningún momento debemos echarnos atrás. Examinemos el ejemplo del Sevilla, el equipo que más cerca ha estado de puntuar en el Bernabéu, jugando todo el partido a la defensiva fue capaz de perforar la meta madridista un par de veces pero, su racanería y miedo escénico les llevaron a la debacle en el último minuto.
La solución está en buscar el equilibrio, no dejar que el partido se convierta en un “correcalles”, presionar lo más arriba posible, cortar sus líneas de pase rápido, anticiparnos a sus delanteros y, a partir de ahí, con velocidad pero sin precipitación, dominar con nuestro juego, sí, ese juego bonito y combinativo que permite brillar a nuestras estrellas y que les proporciona la opción de desatar sus instintos más primarios, la felicidad de los futbolistas, el GOL ( así, con mayúsculas).