Bueno, ya tenemos nuevo Presidente, elegido por una gran mayoría de la masa social y que será quien dirigirá los destinos del Club durante los 6 próximos años. Posiblemente Rosell no era el candidato que aglutinaba la mayoría de simpatías de este foro de opinión, tampoco la mía; da igual, ahora todos debemos remar en la dirección adecuada para conseguir que Sandruscu sea mejor que Laporta incluso en los méritos deportivos (para mí los más importantes, si quisiese éxitos económicos ampliaría mi paquete accionarial de La Caixa).
En principio, debido a la gran diferencia en las urnas, no va a tener oposición, los otros candidatos bastante tienen con no acabar con todas las existencias de antidepresivos de las farmacias de Catalunya y el Presidente Laporta ha declarado que no va a ejercer de mosca cojonera (¿Para qué?, para eso ya está Minguella).
Teniendo en cuenta que los 15 días de transición entre mandatos – que fea es la palabra cohabitación- parece que van a ser plácidos, por mucho que les pese a los antilaportistas que se morían de ganas de ver alguna agresión física o verbal de Jan a Sandro, hay un tema que debería resolverse con prontitud, el papel que debe ejercer el Presidente de Honor del F. C. Barcelona, Johan Cruyff.
Como de todos es conocida la poca sintonía que hay entre el holandés y el nuevo Presidente, existe una parte del entorno que está aprovechando esto para intentar crear una división en el barcelonismo y esto no nos lo podemos permitir.
Es cierto que Laporta se equivocó en crear la figura del Presidente de Honor en un período preelectoral, además, la figura de Cruyff, nos guste o no, no goza del apoyo mayoritario del socio y/o aficionado pero, lo hecho, hecho está y no creo que sea bueno para nadie entrar en discusiones o referendums , encomendémonos a Santa Rita, “lo que se da no se quita”.
Pienso que, lo mejor que podemos hacer, es seguir teniendo al holandés como un activo del Club y no apartarlo como si fuese un apestado.
El Presidente Rosell debería llamarlo en respuesta a la felicitación via SMS que hizo Cruyff desde Sudafrica, hablar como barcelonistas de corazón y establecer un pacto de no agresión. Aunque no se lleven bien, Cruyff puede aportar ideas al Club, posiblemente vía Guardiola o Secretario Técnico (desconozco como están las relaciones Johan-Zubizarreta) y, sobretodo, hay que desactivar ciertos comentarios desde la contraportada de El Periódico para que la parte más crítica del antilaportismo (cuánta cucaracha suelta) no pueda magnificarlas y meternos constantemente en un ambiente pernicioso.
Johan Cruyff debe rebajar su “ego” y pensar que ha sido ungido con la màxima distinción del F. C. Barcelona y que esto también conlleva una responsabilidad, ahora forma parte del Club y no solo de su entorno.
La convivencia institucional debe ser posible.
Posiblemente peco de iluso o, como dice la frase hecha, “voy con el lirio en la mano”, lo siento, prefiero ver el mundo así, antes que meterme en profundos, húmedos y embarrados túneles del Vietcong, prefiero retirarme a mi segunda residencia de Schellenberg, a orillas del Rhin, en un Principado que también cuesta ubicar en el mapa. Desde allí, con una caipirinha en la mano, un ordenador para conectarme al Yoya y algunos ejemplares de Mundo Deportivo para encender la chimenea – por las noches refresca- observaré tranquilamente la actualidad azulgrana y tiempo habrá de criticar, demos un tiempo prudencial de margen.