cuando despedíamos la sección tras el ascenso ante el Sant Andreu, nos veíamos grandes y poderosos, invencibles en nuestra pequeñez de aprendizaje contínuo, notamos que el mundo se alcanzaba con una sola mano, y no osábamos a cogerlo. Cegados en la incertudumbre y aplastados por grados de sol insufrible, aprendiendo del lejano oriente lo que no es bueno para la sangre, transformando el nombre, solitario césped pequeño esperando la llegada de los elegidos que no son pero que serán, jugando a ser mayores, fracasando en parte pero listos para la hora señalada. Atenazados e imberbes, desubicados y sorprendidos, bienvenidos al mundo real donde la A es B y donde la B se alza en dos zarpazos de gritos desgarradores clamando el nacimiento de lo visto en las catacumbas y asombrando en el segundo peldaño de la escalera que lleva a la gloria.
No os lo dirán demasiado, pues no sólo las orejas sordas evitan las palabras necias. Pero sois grandes.
Celta 1
Barça B 2
Soriano y Fontàs.