Afrontaban las delanteras de Madrid y Barça el debut en Champions con una notable carga de responsabilidad adquirida a base de infortunios varios en los últimos partidos. Se acusaba a la azulgrana de inoperancia tras su naufragio en Calatayud, y a la blanca de ser presa de la ansiedad ante los equipos menores con los que se ha ido midiendo.
Con una manita por montera Villa y, especialmente, Messi se sacaron de encima la histeria del inicio de partido, en el que su ansia de gol marraba lo excelso de las combinaciones y el tino de Govou evocaba a Valdez para instalar el desconcierto en el pasto y el miedo en el cimiento.
Le bastó un minuto a Lionel para desahogar a su equipo, complacer a la grada y tranquilizarse para sus adentros. Con la máquina engrasada nadie excepto él tomó en consideración ni el penalti fallado ni los dos postes que le privaron de la manita en propiedad.
El guión cambió en Madrid, donde Mou va avanzando en la construcción, Ozil en la captación de adeptos y CR7 en su cuadro de ansiedad. Que se lo tirara todo y mal no ayudó a su recuperación, que chutase al aire una que ni Cardeñosa y comprobar que es Ozil el que abre los ojos al público no hace más que empeorar ciertamente el estado del paciente.
Pero al portugués siempre le quedará Inda, su más infatigable y fiel groupie para que le suministre el reconfortante placebo, hoy en forma de notición en portada: el sonómetro también está enamorado del hercúleo portugués. Tendrá que ponerse a la cola.
Esos locos no tan bajitos
En apenas doce horas Ibra resumió a un arquetipo de futbolista cada vez más extendido en este actual balompié de rápida ingestión y difícil digestión. Agresión marcial a su compañero Strasser, definición de crack ante los focos de la Champions y meadita a Sacchi en los micros de la televisión italiana.
No es un caso aislado. Ni en el pasado reciente ni en la más rabiosa actualidad. La joven perla brasileña Neymar abroncó notoria y vergonzantemente a su entrenador delante de compañeros y prensa por discrepancias tácticas en el último partido del Santos, por poner un ejemplo de hoy mismo. Un imberbe Víctor Valdés le pegó un pulso a Van Gaal cuando este había levantado una Champions y un puñado de ligas y el de l’Hospitalet no había empatado ni con Pepe Reina, para ilustrar un pretérito no tan lejano.
Por suerte inmediata para él, y futura para su equipo, Víctor supo volver sobre sus pasos para acatar jerarquías y abrirse puertas. Lo que no tiene tanta explicación es la insólita falta de divismo de Leo Messi, el que aparentemente más motivos acumula y menos síntomas padece. Un caso digno de anotar.
Ni que sea en una servilleta de papel.
Acciones, reacciones y citas de Dinio
Zubi: “Se hace muy difícil fichar para una plantilla con tanta calidad”
Antes por falta de vascos en el mercado y ahora por exceso de talento en el equipo. Donde otros atajafichajes atisban potenciales balones de oro Zubi apenas ve Jabulanis.
De la Red: ” Si el Madrid jugara con la templanza del Barça, el Bernabéu se cansaría”
Cierto. Y si además osan ganar seis títulos en una temporada los silbidos ensordecerían Ganímedes, lugar desde donde Rubén ha realizado estas declaraciones.
Mou: “Benzema es inteligente y sabrá qué hacer para jugar más minutos”
¿Irse?
Mañana a las 14h nos escuchamos en Radio Estel. Ténganme en sus oraciones.